jueves, 23 de agosto de 2012

Escribe tu historia



Cansados, ignorados, subestimados, resignados, los trabajadores telefónicos parecemos haber asumido sumisamente esas características frente al accionar de nuestro dirigente sindical. Accionar que se basa más en lo discursivo, en las amenazas al futuro, las maniobras para derribar a los opositores y operar para futuras elecciones, que trabajar en pos del bien de los compañeros. 

El escuchar y analizar, con sentido crítico, las alocuciones de los integrantes de la agrupación oficialista es sencillo pero penoso. Dado que las estadísticas, los discursos y las razones que esgrimen son, en su mayoría, refutadas por la realidad y por las propias opiniones que dieron poco tiempo atrás. Las contradicciones se pueden verificar.

Estas situaciones que se repiten diariamente se asemejan a una película, donde ellos asumen el rol de actores y nos relegan, a los trabajadores, al papel de simples espectadores, cuando, en realidad, somos rehenes de lo que hacen.

Es sorprendente la capacidad para despegarse de las responsabilidades, asumirse como víctima de los demás y nunca hacerse cargo de sus propios actos. 

Pensar antes de hablar y trabajar para lo que fueron elegidos no es propio de nuestro secretario. Las contradicciones, las chicanas y las incoherencias, si. Mientras, nosotros, los trabajadores telefónicos observamos con asombro el poco interés y respeto que nos tiene aquel que depende de nuestro voto.   

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